Número de visitas

lunes, 28 de febrero de 2011

2. Para ver el arcoiris primero hay que atravesar la lluvia.

Estos últimos días he estado dudando... ¿Quién era ese chico? ¿Merecía la pena? ¿Estoy perdiendo el tiempo? Lamentablemente, mi cabeza daba respuestas negativas a todo, pero el corazón me decía que tenía que luchar por él que solo él merecía la pena, porque si no aprobechas esta oportunidad te lamentarás el resto de tu vida, y que aunque te esfuerces, nunca sentirás lo mismo que sientes por él con una persona cual quiera...

Estoy dando vueltas por toda mi habitación. Tengo que reflexionar... Sólo tengo dos opciones: Hablar con él, o pasar.
Tengo que reconocer que para las cosas del ligoteo estoy pésimamente suspensa, así que creo que lo mejor es pasar antes de hacer el rídiculo... Bueno ya he pensado suficiente. Ahora a repasar Historia.
La Historia siempre se me ha dado muy bien, pero debo reconocer que tengo una buena memoria, pero desde que me ocurrió en los últimos acontecimientos, ni eso sirve... Creo que dormiré un rato... Espera. Son las 20:30. No he cenado nada. Que más da... Por un día no pasa nada. Además estoy pasandome demasiado, son los primeros días de clase y yo empezando a estudiar... Tengo que hacer nuevos amigos. Eso es lo que tiene al cambiarse de cidudad. Aunque por una parte es bueno: Puedes conocer lugares nuevos que jamás te hubieras imaginado totalmente diferente a lo que has vivido por ahora. Lo malo es, que puede ser positivo o negativo. Aunque a veces hechas de menos tu hogar. Aún recuerdas tu infancia, tu cuarto, tu escula, tus amigos...
Y después de reflexionar durante un rato largo, me dormí.

LLego tarde. ¡Mierda! Ya ni me da tiempo a cambiarme de ropa.
Corrí como pude hasta la entrada, pero mi madre, cómo siempre, me ofrece el desayuno... En el fondo es buena. Pero ahora no tengo tiempo.
"¡Otra vez será mamá!" Y le dejé ahí, plantada, con la tostada en la mano. Aunque sé que siempre me lo perdonará.

Larga clase de filosofía. Odio esta asignatura. Algunas veces te dan ganas de decirle a la profe: "¡Oye que a mi me importa tres cuernos lo que pensaba el Aristóteles éste!" Pero desgraciadamente, eso no se puede hacer.
Segunda hora: Matemáticas. También aburrida... Pero hoy se me ha hecho muy entretenido. No he parado de hacer cuentas, pero llega un momento que te cansas y te pones ha hacer lo que te venga en gana sin que el profesor se de cuenta. Así estuve toda la hora.
Tercera y cuarta hora: Historia. Bien. Me gusta. Pero lo malo, es que la profesora Jessica, Jess cómo le llaman algunos, viene de mal humor. Y eso solo significa una cosa: "Coger el libro de Historia por el tema 3 y empezar a repasarlo. ¡Venga!" Y nuevamente, ha hacer lo que te viene en gana.

Mediodía. Soleado. Oh, no... Me olvidé la cartuchera en la taquilla... Me da palo, pero lo que hay que hacer, hay que hacerlo. Voy hasta el pasillo número 2 y abro mi taquilla. Extraigo la cartuchera verde cn lunares negro y la meto en la mochila. Saqué el MP3 de la mochila. Lo encendí. Y me sumergí en la música tan romántica de La Oreja de Van Goh.
Iba tanto a mi olla, que no me di cuenta y me tropecé con alguien...
"¡Perdona! ¿Estás bien? No te había visto..." "No pasa nada." No me di cuenta de quién era hasta que alcé la vista... Era él. Era el culpable de entrar en mis pensamientos, era él el que vi ayer al mediodía. Sí. Él y sólo él.
"Me llamo Eduardo. Edu, para los amigos, en tu caso." "Leire" ¡¿Qué?! ¡¿Sólo pude decir eso?! "Pues encantado." Y se fue. Y yo también. Sin creerme todavía lo que el destino tenía preparado para mi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario