Número de visitas

domingo, 27 de marzo de 2011

6. El amor es como un rayo: No sabes donde va a caer, hasta que ha caído.

Desde ese día 5 de marzo, todo a pasado muy rápido. Enseguida, nos dimos cuenta Elisa, Mireia, Alex, Mateo y yo formamos una pandilla muy amistosa... No nos dábamos cuenta de que a veces la amistad lo puede todo, pero hay algunos momentos que ni que la persona que más quieres puede ayudarte en tus peores momentos... Empecemos desde el principio.

Al día siguiente, quedé como siempre con Elisa, aunque esta vez venía acompañada por Mireia.
-¡Ey Leire!
-Hola chicas.
Proseguimos el camino charlando, hablando de esto y de lo otro, del colegio, de los chicos, de música... Esto más bien parecía un cuestionario en vez de una charla entre amigas.
Lo raro fue que no venía Mateo. Mateo casi siempre iba con Mireia, yo creo que le gusta, aunque no estoy muy segura.... Se le cae la baba cuando la ve, aunque he de reconocer que Mireia es todo una modelo.

Cuando llegamos al colegio, toda la gente estaba apelotonada al rededor de unas personas, que por si fuera poco, estaban dando un espectáculo bastante desagradable.
Las personas hicieron un hueco en donde se podía ver perfectamente la escena; Alex, nuestra amiga gótica, estaba agarrando del cuello a un chico con aire inocente.
-¡Dame el dinero gilipollas, si no vas a tener que probar uno de mis puños...!
-¡Por favor déjame, no te he robado nada!

Cuando el chico tenía todas las esperanzas perdidas, Elisa se interpuso entre la gente, y llevó a Alex con nosotras del brazo, con brusquedad, parecía que hasta se lo estaba arrancando.
-Tía Alex, deja a ese pobre chico, no sabes si te ha robado o no...
-¡Mira Elisa no tienes ni puñetera idea de lo que ha pasado! Yo estaba tan tranquila pasando para esperaros en la rotonda, mi cartera estaba justamente en el bolsillo pequeño de mi mochila, y pasó ese pringado por mi lado... Y curiosamente cuando ese chaval pasó por al lado la cartera ¡no estaba! ¿Cómo explicas eso?
-Aver, se te puede caer o algo ¿no? Venga Alex no le des más vueltas.
Pero a Alex no le dio tiempo contestar porque en ese momento sonó el timbre para la primera clase de la mañana.

Luego, al mediodía, Mateo me acompañó a casa. Esta vez ni Elisa, ni Mireia, ni Alex pudieron acompañarme, porque tenían que quedarse en recepción para un asunto de las actividades extrascolares.
Mateo y yo charlamos de esto, de lo otro... Es un chico bastante agradable. Y guapo. Es perfecto... pero, ¿en qué estoy pensando? Es mi amigo y basta. Yo sólo quiero eso...
-Tía Leire, ¿me estás escuchando?-la voz de Mateo me hizo volver a la realidad.
-Si, si... Perdona, ¿qué me decías?
-Pues eso, que en el instituto todos los años se celebra un baile de otoño, que si querías ser mi pareja...
¡¿Qué?! ¿Yo y Mateo? No puede ser... Aunque aún así acepté.
-Claro, estaría bien...
Pero que haces Leire... Te prometiste no pensar en chicos durante todo el curso. Bueno no exageramos, durante 5 meses... En fin, supongo que tendré que tomarme mis promesas más a pecho.
Pero esto no me puede estar pasando... Primero Edu, ahora Mateo... Pero, ¿qué me pasa a mi con los chicos? Él debería habérselo pedido a Mireia, se gustan mucho... Me siento mal por Mireia.
-Pero Mateo, ¿no se lo vas a pedir a otra...? ¿A Mireia?
-Pff no me hables de Mireia por qué anda... Últimamente se le ha visto con otro chico, ya pasa de mi.
-Ah... Lo siento.
¿¡Qué?! Osea, que a mi me tiene como segundo plato... ¡No tiene cara! ¡Veremos a ver quién va a ser el segundo plato de quién!
-Bueno hasta mañana...
-Adióós.
Y nos fuimos así, con un simple adiós. ¿Ni una señal? No puede ser... ¿Me preocupo por eso? ¡Me gusta Mateo! ¡Ayuda!

sábado, 5 de marzo de 2011

5. Cuando menos te lo esperas, algún detalle puede cambiarte la vida.

Se acabó. He decidido, pasar. Pero... ¿Qué gano yo con esto? Es absurdo. Él tendrá su vida... Y yo por supuesto, tendré la mía.
Primer objetivo de la lista: Amigos. Se podría decir, que lo he conseguido... A medias. Todavía me quedan muchos amigos por hacer. Bueno, sólo estoy empezando por Elisa. Estoy segura, que en cierto tiempo, ya tendré una vida normal, con amigos normales, con un colegio normal, con una familia normal... En fin, ya me comprendéis... Una vida normal.

Siete y media de la mañana. A las menos cuarto en la rotonda del colegio con Elisa. Empezamos bien, estoy viendo el principio de una amistad... Pero bueno, por ahora es sólo una compañera de clase.
Elisa me esperaba con una palmera de chocolate en la rotonda.
-¡Hola Leire! Llegas justo a tiempo. Hoy hay que exponer el trabajo.
-Si ya... Pero... ¿De veras te hace tanta ilusión?
-Bueno... Es la primera vez que me curro en serio un trabajo. Será por que ns han puesto juntas.
-Será... Bueno entremos, el portero nos cerrará la puerta en las narices como no llegemos a tiempo.
Elisa corre con gran velocidad, pero yo decido ir despacio, no veo motivo por correr... Ah bueno, llegar tarde, pero supongo que eso no me importa.

Ocho en punto. Clase de Literatura. La profesora con cara de pocos amigos, recoge los trabajos... De verdad, algunas veces me entran ganas de decir: ¡Oye que sonreír es gratis, eh! Pero hay que aguantarse... De hecho, hay que aguantarse demasiadas cosas.
Nueve en punto. Clase de química. La peor hora de la semana, para mi gusto. Toda una hora entera escribiendo fórmulas... Que la verdad, de la mayoría no tengo ni idea.
Diez en punto. Dos hora de ética. A relajarse... Eso es lo que tiene tener un profesor que no hace absolutamente nada en sus clases. Pero a veces, resulta un poco aburrido... Me gusta hacer lo que quiera en las clases, pero me gusta también la ética, así que prefiero dar la segunda opción.
Doce en punto. Matemáticas... Sé lo que estáis pensando; ¡¿La última hora de la mañana con Matemáticas?! Pues desgraciadamente sí. Pero hoy la profesora estaba de buen humor. Así que hoy no damos lo difícil. Bien. Algo bueno en la mañana de un martes...
Se acabó. En menos de cinco minutos ya estaba en la puerta. Hoy me he propuesto llegar la primera para pasar más tiempo con Elisa.
Elisa salió esta vez más lenta, pero como siempre, con aire divertido.
-¡Hey Leire! Te quiero presentar a mis amigos. Esta es Mireia.
-Encantada.
Mireia era como una modelo; era alta, rubia, con el pelo largo y rubio, ojos azules, piel bronceada, ojos verdes y muy guapa. He de reconocer que era hermosísima.
-Esta es mi otra amiga Alessandra, pero la conocemos como Alex.-prosigue Elisa-
-Hola.
Alessandra o mejor dicho, Alex, diría yo que es gótica o algo así, aunque no estoy segura; Alex era morena, tenía la piel muy blanca, ojos verde claro, y un piercing en el labio inferior. Vestía de negro con cadenas y pulseras con pinchos. Espero que las apariencias engañen, porque Alex daba miedo.
-Este es mi amigo Mateo.
-Ey
Mateo era el típico deportista que le gustaban a todas las chicas: Era moreno, alto, con ojos azules y guapo. Vestía ropa deportiva.

Elisa ya me había presentado a sus amigos. Pero lo que ninguno de ellos esperaba es lo que iba a pasar en el futuro. En efecto, se veía el comienzo de amistades.


miércoles, 2 de marzo de 2011

4. Sólo tú sabes quién se merece tus lágrimas.

Última hora de clase: Literatura. Bien, esto me gusta. Hoy la profesora, ha decidido pornernos en grupo a toda la clase. Algunos protestaban porque no soportaban al compañero que le han tocado, otros felices por estar al lado de la persona que quieren... Y os preguntaréis: ¿Y a ti, quién te ha tocado? Me ha tocado la "chica rara" según la gente de la clase. Es verdad, tengo que reconocer que no tiene unos gustos muy normales, pero es maja. No es muy guapa, pero tiene unos ojos azules preciosos. Por cierto, se llama Elisa.
La profesora,  nos había mandado hacer un comentario sobre una obra de Shakespeare. Toda la clase protestó menos Elisa; por lo visto, a ella le encanta la literatura.
-Podríamos hacer el trabajo hoy por la tarde- propuso mi nueva compañera.- tengo la casa sola. ¿Qué me dices?
¿Qué le iba a decir? No tenía más remedio.
-Vale, me parece bien.
-A las seis y media ¿vale?-y me dio un papel dónde estaba escrita la direccion de su casa.
Suena el timbre. Me levanto y me dirijo a la salida. Hoy quiero llegar a tiempo.
Estoy en la entrada de mi instituto. Sale 1º de Bachillerato. Sale 2º de Bachillerato. Y lo veo... Con una chica.
De repente, mi sonrisa en la cara desaparece, ahora en mi rostro sólo se ve tristeza. Pero sabía que esto iba a pasar. No debí hacerme ilusiones. Ahora ya lo tengo claro...
Poco después ya eran las seis. Me tenía que vestir. Todavía tenía el rostro triste, pero no entiendo el porqué; era un chico que no conocía de nada, no sabía nada de su vida... Edu me había decepcionado. Pero no tenñia futuro con él, cosa que me sirvió de consuelo.
Cojo la mochila. Me despido de mi madre, y me pongo en marcha.

Aquí es. Di un suave golpe a la puerta. Elisa me abrió.
-¡Hola Leire! Pasa.
-Gracias.
La casa de Elisa era bonita. En el vestíbulo había grandes jarrones de porcelana y en las paredes se podían distinguir jeroglíficos egipcios. Luego, el salón estaba pintado de amarillo claro, una gran televisión de plasma y sofás de cuero.
Entramos en su habitación. Era similar a la mía; Las paredes eran de color rosado, que a su vez colgaba un gran corcho lleno de notas y fotografías.
Era una casa normal. Aunque no me la esperaba así, puesto que la casa no encaja con la persona... Elisa no era normal que digamos.
Empezamos ha hacer la tarea. Elisa escribía veloz, mientras yo, seguía observando su habitación. No tenía ganas de hacer nada.
-Pero bueno, ¿No vas ha hacer nada? No pienso hacer el trabajo yo solita...
-Lo siento. Ahora mismo me pongo ha hacerlo.
E intenté concentrarme, pero fue inútil. Sólo podía pensar en Edu... Y en esa chica. La chica era muy guapa, con el pelo rubio, largo y liso, piel bronceada, y vestía muy moderna o muy fashion.
Miré el reloj. Ya era tarde.
-Lo siento Elisa, me tengo que ir. Mi madre me espera.
-Está bien, nos vemos en clase.

Y me fui de allí sabiendo que no me iba olvidar de él sólo por irme de casa de Elisa.

martes, 1 de marzo de 2011

3. Cuando las posibilidades se desvanecen poco a poco...

¿Qué estoy haciendo? Yo siempre había sido una chica con cabeza... Que sabía lo que hacía. Pero ahora... ¿qué? Estoy comportàndome como una estúpida. No conozco nada de su vida. Bueno sí, sólo sé que se llama Eduardo. Edu mejor dicho. Pero... No creo que sea el mejor momento para tontear ahora. Después de lo que ha pasado... No estoy en esta ciudad por casualidad. Siempre hay un motivo para todo. Y yo, tengo ése motivo. Ahora podréis descubrir mi historia...

"Esto no me puede estar pasando, Marina..." "No puede ser... Voy ha hacer todo lo posible para que no te vayas." "Eso es imposible... Oye tengo que dejarte. Posiblemente no volvamos a vernos..." Y tuve el valor de colgar a mi mejor amiga. Sólo podía llorar y llorar. Abrazaba dulcemente a mi almohada, el único testigo que había de lo sucedido.
Mis padres estaban discutiendo, como siempre. Pero mi madre, ya había llegado al límite. Tengo que reconocer, que casi todas las discursiones tenía razón ella. Esto, estaba pasando desde hace ya 2 años, es decir, cuando yo tenía 14. Ya se ha acabado.
Mis padres se van a separar... Hay que afrontar la realidad. Tendré una vida nueva... Pensaréis que es una burrada tener que elegir entre tu padre y tu madre... Pero en mi caso no. Toda la razón la lleva mi madre. Mi padre no es un padre. Siempre llegaba a casa a las tantas, olía a alcohol exageradamente... Y quién sabe más.
Yo fui la única que me di cuenta. Ni mi madre, ni mi hermana tuvieron el valor de pensar y reflexionar. Y sobre todo, como pudieron creérlo; ¿Quién se cree que llega a casa un hombre a las 3 de la mañana por motivos de trabajo? Pero al final, llegaron a la conclusión, pero deberían haberlo echo antes, porque el daño, ya está hecho...
Valiente vida, pensaréis... Pero por una parte soy feliz. Porque pienso en el pasado, cuando no pasaba nada de esto, cuando íbamos los domingos a la playa, cuándo me ayudaban ha hacer el castillo de arena... Aunque eso hace de 5 o 6 años por lo menos, es el único recuerdo que tengo bueno de mi infancia.
Yo lo he superado. Mi hermana Patricia, en cambio no demasiado. Pero con el tiempo y con un poco de ayuda, estoy segura de que se acostumbrará.
Vivíamos en la ciudad... Oh, mi bella ciudad. Cuando podías ir todos los días que quisieras al centro, cuando podías ir al cine, a el centro comercial. Pero la vida es así... Da una vuelta entera a lo que has vivido, y ahora te cuesta acostumbrarte... ¿Porqué? ¿Qué he hecho yo para merecer esto...? No lo sé. Y es una cosa que jamás averiguaré.
Mi padre se quedó con nuestra casa, por lo que mi madre, mi hermana y yo tuvimos que buscar un lugar lejos, sí, sobretodo, lejos. Y lo encontramos. Aunque cuesta adaptarse.
Pero si te digo la verdad, no echo de menos a mi padre.

Ahora no puedo. No, por ahora no. Tengo que ayudar a mi madre y a mi hermana. Y pensando en un chico que no conozco, no ayudo lo suficiente, si soy sincera. Así que se acabó. Sólo fue un accidente.
Ahora, tengo que ir a clase. Y ya tengo las cosas claras. O eso creía.