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sábado, 19 de febrero de 2011

1. Llegar a tocar las estrellas con los dedos.

Solo podría concentrarme en él. El chico perfecto, que quieren todas las chicas, pero que sin embargo, no sabe ni que existes...

No me puedo olvidar lo que pasó ese día de Invierno, mucho frío, la hora, el momento.
Ahora me parece algo corriente, pero cuando me ocurrió, eso me pareció ser lo más bonito del mundo entero.
Como a todas las chicas, me gusta un chico, y claro, si te gusta un chico, todo lo ves perfecto en él, no tiene defectos.
Pero lo que más duele es, saber que aunque tu te mueras por él, él nunca lo sabrá. No sabrá lo que sientes, no sabrá que le amas, no sabe que él y sólo él es tu aire para respirar.
Pero ese día cambio todo... Pequeñas cosas insignificantes, pueden cambiarte completamente, que surjan cosas incréibles.
Cómo todos los días, después de clase, iba para comer al mediodía andando. Mi casa está bastante lejos de el instituto, por lo que tardo un poco.
En el camino, me paré un momento para contemplar el mar que tanto me gusta. Aunque este día, el agua estaba más azul, más alegre.
No podía evitar lo bonito que era, sin importarme la hora, que después tenía que ir a clase otra vez... Es increíble.
Me levanté. Ya era tarde. Me puse de nuevo en marcha, y para no aburrirme, me puse a recordar la lección de Matemáticas de hoy para no tener que estudiar tanto a la tarde.
Todo iba bien hasta que se me cruzó por el camino. Lo vi. Chico moreno, alto, y concluyo que dos años mayor que yo. Iba con una mochila, por lo que supongo que será de mi instuto, ya que no hay otro cerca.
"¿Pero cómo no me podía dar cuenta de que aquel chico va a mi instituto?" pensé. "No te excites, Leire, a lomejor viene de lejos... No tienes esperanzas es inútil, una simple distracción".
Después sin darme cuenta, había desaparecido ya, por el camino que llega a la Cafetería.
¿Estaba soñando...? No puede ser, creo que estoy demasiado espabilada para esa clase de tonterías.

El almuerzo se me hizo corto. Otra vez, de vuelta a clase. Fui otra vez por el mismo camino, para ver si aquel chico era real...
Nada. Todo el camino, sin rastro del chico... ¿Pero cómo puede ser posible?
Pero, mis dudas desaparecieron, cuando vi el mismo rostro entrar en la puerta de mi instituto. ¡Sí, era de mi instituto! Pero no se si eso era bueno o malo...

Cuando llegué a casa, me paré a pensar en él... Pero que estoy haciendo, ni siquiera lo conozco...
Pero nunca sabes lo que el destino puede prepararte para los próximos días.

1 comentario:

  1. Muy bonito! :) Estamos seguras de que esto va a enganchar!
    Te deseamos suerte con el blog!
    un besito!

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